Las Pascuas siempre son una hermosa oportunidad para compartir, y este año lo hicimos de una forma muy especial. Invitamos a las familias a sumarse decorando huevos soplados para armar nuestro Osterbaum, el árbol de Pascuas, como marca la tradición alemana. ¡Y qué maravilla fue ver los huevos que llegaron al jardín! Cada uno tenía su toque único, hecho con mucho amor.
En las salas, las niñas y niños, con gran entusiasmo, aprendieron juegos y canciones en alemán, realizaron distintas decoraciones —entre ellas, sus propias canastas— y vivieron con alegría la espera del Osterhase, el conejo de Pascuas.
Y finalmente llegó el gran día: el conejo visitó el jardín y propuso una divertida búsqueda del tesoro. Así, entre risas y emoción, cada niño y niña encontró su canasta con el tan esperado huevito de chocolate.
Gracias a todas las familias por acompañarnos con tanta alegría y hacer de esta celebración un recuerdo especial. Y gracias también a todo el equipo docente, que cada día siembra ilusión y entusiasmo en cada propuesta.
¡Qué lindo es compartir estas tradiciones juntos, en comunidad!



























